Cómo resolver las vacaciones de tu perro por internet.

Cuando planificamos unas vacaciones, uno de los interrogantes que nos surgen es: ¿qué hago con el perro? Que sepas que puedes dejarlo todo resuelto por internet empleando una tarde o algunas horas sueltas. Te facilitamos información al respecto que puede ser de tu interés.

Lo ideal cuando preparas un viaje es que el perro vaya contigo. Es secundario pensar en quién lo va a sacar a pasear, quién le va a dar de comer o si estará a gusto si lo dejas en un albergue para perros. Lo que quieres es disfrutar de las vacaciones con tu mascota. Igual que para ti, esa escapada, que estás planificando con tanta ilusión, puede ser inolvidable, deseas que tu compañero canino se lo pase en grande.

Para nosotros, nuestras mascotas se han convertido en un miembro más de la familia. Si tienes niños pequeños y preparas un viaje, pones especial cuidado en que tus hijos hagan el trayecto a gusto. Si tu hijo pequeño se marea en el coche o en un autobús, valoras la opción de viajar en tren. Estudias que en el lugar de destino, haya sitios de interés para su diversión: un parque acuático, playa, atracciones, etc. Lo mismo haces para tu perro.

Partiendo del lugar al que quieres ir, o barajando dos o tres opciones más, puedes recabar información por internet. Escribe la palabra “mascota” en tus búsquedas, usa filtros en las páginas de reserva, ante cualquier duda ponte en contacto con el hotel, la empresa de alquileres o la compañía de transporte. Sé explícito, aclara que contigo viaja un perro de tal raza y de tanto peso.

No pienses que por viajar con animales eres una especie de “bicho raro”. Que no tienes más remedio que aceptar cualquier condición que te impongan. Muchos operadores turísticos son conscientes de que un porcentaje de la población viaja con sus mascotas, y lo ven como un cliente potencial. Saben que se trata de un tipo de usuario agradecido, con una alta probabilidad de que vuelva a repetir alojamiento y viaje, si se siente satisfecho con el servicio. Por eso, no contrates lo primero que encuentres. Compara diferentes opciones.

No dejes nada para última hora, ni des cabida a la improvisación. Piensa que una buena planificación evita disgustos. Contrata con antelación el alojamiento, el viaje y estudia otras alternativas.

El alojamiento.

Muchos apartamentos en la playa y hoteles rurales admiten mascotas. Sin embargo, no basta con que te lo indiquen. En un artículo, de estilo de vida, de la revista Hola nos recomiendan que valoremos si es un entorno adecuado.

Si vas a la costa debes asegurarte de que cerca de tu alojamiento exista una playa en la que se pueden bañar perros, y que haya zonas verdes acondicionadas para ellos. Si te vas a la montaña, asegúrate de que tu perro disponga de espacios amplios en los que correr y donde tú puedas jugar con él.

En muchos alojamientos, permiten que el perro duerma en la misma habitación que el dueño. Otros tienen una política más estricta. Acondicionan balcones, salas o casetas en el jardín donde pernocta la mascota.

Mientras que en algunos hospedajes, el alojamiento del perro es gratis, en otros cobran un suplemento que puede ir entre 5 y 10 € por noche y animal. Lo normal es admitan una mascota por persona.

Para recabar una información más amplia por internet, introduce en tus búsquedas el comando “dog-friendly”, se trata de una certificación que acredita a establecimientos especializados.

El viaje.

Cuando viajas en barco de la península a las islas baleares, te das cuenta de que en la cubierta de los ferris de Transmediterránea han colocado una caseta, en la que los viajeros dejan a sus perros. A lo largo del trayecto, un trabajador de la tripulación, se pasa por allí de vez en cuando para asegurarse que todo está correcto.

Por lo general, el animal viaja dentro de un transportín o se le habilita un espacio vallado. El dueño, si lo desea, puede levantarse cuando quiera a echar un vistazo. Para subirlo al barco, el propietario ha tenido que comprar una tarjeta de embarque para su mascota a un precio bastante económico.

Renfe permite viajar con mascotas pequeñas de menos de 10 kilos, dentro de un transportín con unas medidas máximas de 60 x 35 x 35 en los trenes AVE y trenes de Larga Distancia. Podrás llevar contigo un animal doméstico de compañía como un perro, un gato o alguna especie de ave que no sea de corral. La compañía fija un límite de un animal por viajero y cobra un suplemento de 10 €.

En los trenes de Media Distancia, el suplemento supone un 25% adicional del importe del billete. Igualmente, el animal viaja en transportín y no debe sobrepasar los 10 kilogramos de peso. Para los trenes de cercanías, no hay límite de peso, ni de tamaño. El perro puede viajar simplemente con una correa.

No existe ningún impedimento para el que perro viaje contigo en avión. Si el animal es pequeño, y la aerolínea lo autoriza, lo puedes llevar en un transportín, subirlo a la cabina de pasajeros y que viaje sobre tus piernas. En cualquier caso, la web Animales por Avión, del grupo de transporte Star Cargo, recomiendan embarcar al perro en bodega, como carga aérea, en el mismo vuelo que utilizas tú. De esta forma, tu mascota viaja en una zona habilitada para animales, con atención veterinaria y personal autorizado.

El pasaje de tu perro debes reservarlo en una compañía de carga aérea, no con la aerolínea en la que has comprado los billetes. Deberás facilitar información sobre el vuelo que vas a coger, las características del animal y las dimensiones del transportín o jaula en el que lo transportas.

Una vez en el aeropuerto, deberás dirigirte al punto de atención al público de la compañía de carga, normalmente está ubicado cerca de la aduana. Allí entregas a tu mascota y la recoges en el aeropuerto de destino, en el lugar que te indiquen. Ellos se encargarán del embarque del perro, por una vía de acceso especial.

Es importante llevar un transportín adecuado a las dimensiones del animal y a los requisitos que exigen las compañías aéreas. El animal debe estar cómodo en él durante el viaje. Por otro lado, el tamaño de la caja de transporte influye en la tarifa de viaje, ya que esta se calcula en función del espacio que ocupa en la bodega. Un transportín demasiado pequeño para el animal en cuestión, puede ser rechazado por la aerolínea, si ve que no puede garantizar su seguridad. Para escoger el adecuado, te recomendamos que te dejes asesorar por la compañía de carga.

Los veterinarios recomiendan que el animal no viaje en avión sedado. No es necesario darle ningún tipo de tranquilizante. Los tranquilizantes bajan la presión arterial del perro, la altitud del vuelo se la vuelve a bajar. Esa doble bajada le puede ocasionar un accidente cardiaco. En avión, el perro viaja bastante relajado, los que se ponen nerviosos son algunos de sus dueños.

¿Y si el perro no puede viajar contigo?

Puede ser que en el destino de vacaciones que has contratado no admitan mascotas, o que por el tamaño de tu perro te sea dificultoso transportarlo. Dejarlo una temporada en un albergue para perros es una buena opción.

Durante el tiempo que duren tus vacaciones estará con otros perros y se encontrará asistido por personal especializado. Buscando por internet podrás encontrar un albergue para perros cerca de tu domicilio. Algunos de ellos, permiten visitar las instalaciones sin compromiso antes de contratarlos.

La web Consumoteca informa que las residencias caninas están consideradas núcleos zoológicos. Esto implica que están bajo una férrea vigilancia por parte de las autoridades.

Las guarderías caninas disponen de una licencia municipal para poder realizar la actividad de guarda y cuidado de perros. Deben tener una parcela debidamente acondicionada, compatible con el plan urbanístico de la ciudad.

La Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad Autónoma, en el que está instalada, previa presentación de la documentación pertinente, y de inspeccionar las instalaciones si lo ven necesario, debe adjudicarle la declaración favorable de núcleo zoológico. Finalmente, para desempeñar su actividad deben inscribirse en el registro de actividades agropecuarias.

Una vez en funcionamiento, los albergues deben llevar actualizado un libro de registros a disposición de la Administración, en el que se deja constancia de la entrada y salida de los animales, y de las incidencias que se hubieran producido durante su estancia.

Por ley, estos centros deben asegurar agua y comida sana suficiente para alimentar al número máximo de plazas de las que dispone; tener unas buenas condiciones higiénicas y sanitarias; contar con personal cualificado y tener garantizada la asistencia veterinaria.

Deben adoptar las medidas necesarias para evitar el contagio de enfermedades entre los animales residentes. Si estas se producen, deben informar al propietario y encargarse del cuidado del animal y de su cuarentena.

Si lo prevemos todo con antelación, podemos disfrutar unas bonitas vacaciones con nuestro perro. Si no es posible, llevarlo a un albergue es como si lleváramos a nuestro hijo, salvando las distancias, de colónias.

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