Es muy importante leer el etiquetado de los productos que consumimos, para saber que estamos comiendo. Los profesionales de Labelcut explican que a través de un correcto etiquetado puedes conocer los ingredientes empleados en su fabricación, su origen, las características del alimento, las condiciones de conservación, fecha de consumo preferente o de caducidad, etc.
La etiqueta se convierte en un elemento importante si se padece alguna alergia o si se tiene especial cuidado con las calorías. Contiene por ley toda la información que necesitamos saber sobre los productos, pero la mayoría de la población no sabe descifrar correctamente las etiquetas.
«Las calorías que muestra la etiqueta están relacionadas a la porción del alimento indicada como “Calorías de las grasas” que representa la cantidad de calorías que hay en una porción», informa la Fundación Procaps.
El azúcar aparece en las etiquetas camuflado bajo otros términos, como dextrosa o sacarosa. «Una cosa es el reclamo, lo que aparece destacado en el envase, y otra muy distinta lo que es en realidad, cosa que sabremos si leemos la etiqueta», informa la dietista-nutricionista y tecnóloga de alimentos, Beatriz Robles.
Por ejemplo, si compramos pechuga de pavo y leemos la etiqueta en muchos casos contiene tan solo entre un 45 y un 55% de pavo.
Incluso, lo que parece queso rallado es en realidad un preparado lácteo o un sucedáneo. Los nutricionistas aconsejan evitar los ultraprocesados como los ‘snacks’, la bollería, las bebidas azucaradas, embutidos…
“El listado nos informa tanto sobre los ingredientes propiamente dichos como sobre los aditivos que contiene el producto”, dice la experta, quien advierte de que, “debemos tener más cuidado con los ingredientes y menos con los aditivos, pues estos últimos están testados por la UE y son perfectamente seguros en las dosis establecidas”.
No hay que tener miedo a los aditivos, porque muchos de los cuales se usan para mejorar las propiedades de conservación de los alimentos y en muchos casos necesarios, como los estabilizantes del pan o los que evitan la creación de espumas en los botes de legumbres.
Sin embargos, debemos evitar las grasas de mala calidad y azúcares. “El problema de los productos con muchos aditivos no son los aditivos en sí: es que son ultraprocesados, y por lo tanto deberíamos eliminar su consumo”, señala la nutricionista.
Para saber si es un alimento ultraprocesado, mira el etiquetado y si tiene más de cinco ingredientes, lo es. Varios estudios científicos han descubrimiento que la dieta rica en ultraprocesados se asociaba con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, coronarias y cerebrovasculares.
Los ingredientes que debes evitar son:
Los acabados en ‘osa’
Elimina de tu dieta la lactosa, sacarosa, glucosa y dextrosa, porque son monosacáridos o disacáridos añadidos, es decir, una manera de denominar a los azúcares libres. Los expertos aconsejan evitar los alimentos que contienen grandes cantidades de azúcar en su composición.
El estudio científico ANIBES ha comprobado que el consumo medio de azúcar diario en España se sitúa en 71,5 gramos. Sin embargo la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda a los adultos que tengan un índice de masa corporal normal unos 25 gramos al día.
Ingerir mucha azúcar puede provocar obesidad, aumento de enfermedades cardíacas, cáncer, diabetes, depresión, dificultad para saciar el hambre, adicción, problemas de memoria, alzhéimer, etc.
Aceite de girasol
No es un producto saludable, porque es un
aceite refinado, así que opta por el aceite de oliva virgen extra. Si miras la etiqueta y no pone que es aceite virgen entonces es que no lo va a ser.
Manteca
Es una grasa saturada de mala calidad, que se emplea para elaborar la bollería industrial. ¡Evita comprar este producto!
Jarabes y siropes
También debes evitar el jarabe de agave, de maíz y de arce, porque todos ellos contienen azúcares libres.
Zumos concentrados
Los zumos concentrados no son fruta, sino concentrados con azúcares libres. Un 32% de la dieta en España se basa en este tipo de productos, ya que el problema es que encontrarás en el mercado una gran variedad de ultraprocesados.
Estos alimentos contienen potenciadores de sabor, grasas, azúcar, harinas de mala calidad, colorantes y aromatizantes. “La gente asocia ultraprocesados a bollería industrial y galletas, pero hay muchos más. Según el sistema de clasificación NOVA, un ultraprocesado es aquel producto que lleva una gran cantidad de ingredientes y que además está tratando de imitar las características de otros alimentos que sí son saludables”, añade Robles.
Apuesta por la comida real, es decir, los alimentos frescos sin procesar como las legumbres, frutos secos, frutas, verduras, huevos y pescados. ¡A partir de ahora mira las etiquetas!